Abonado de fondo en cultivos leñosos
- Técnico en Isaticar agro
- Cultivo: Leñosos
Mediante el abonado de fondo en un cultivo, tratamos de aportar o reponer los nutrientes que la planta necesita a lo largo de su ciclo vegetativo, que incluye la formación y desarrollo del fruto, así como el desarrollo y crecimiento de órganos vegetativos.
¿Por qué deberías realizar un abonado de fondo en leñosos?
Normalmente, el suelo no puede suministrar los nutrientes necesarios para su crecimiento y producción en el tiempo adecuado. Además, las necesidades nutritivas de la planta varían a lo largo del ciclo vegetativo. Por este motivo, si el agricultor quiere atender las necesidades nutritivas del cultivo, es necesario planificar un programa de abonado racional, basado en la extracción de nutrientes en relación a la producción esperada, la composición y fertilidad del suelo, en función del estado nutricional de las plantas, el nivel de rendimiento que esperamos obtener y los nutrientes aportados por las reservas contenidas en tallos y hojas viejas.
Tan importante como conocer las necesidades nutritivas de nuestro cultivo es conocer su ritmo de absorción de nutrientes a lo largo de las distintas fases vegetativas, que debe tenerse presente a la hora de aportarlos en el momento óptimo al cultivo. Como agricultor debes conocer que el abonado de reserva consiste en aplicar fertilizantes para mejorar la producción y la calidad de la siguiente campaña.
Necesidades según el estado vegetativo de la planta
Durante la floración y el cuajado, aumenta la demanda de nitrógeno, mientras que las necesidades de potasio aumentan durante el crecimiento de la planta y la maduración del fruto. En cuanto al fósforo, su participación es más regular, no presentando unas puntas tan acusadas, a lo largo de todo el ciclo vegetativo del cultivo.
El abonado de fondo se lleva a cabo durante el invierno, y se realiza para restablecer principalmente las insuficiencias de nitrógeno, fósforo y potasio que son extraídos anualmente en grandes cantidades por las cosechas, tanto si se aplica de forma localizada como si se aplica de forma superficial y posteriormente se entierra con una labor. De esta forma se facilitará que el cultivo comience a tener los nutrientes procedentes del abono orgánico cuando empiece a necesitarlos.
Debido a esa extracción masiva de nutrientes, es necesaria la aportación de fertilizantes para mejorar las propiedades del suelo y así mantener el buen estado del cultivo y aumentar el potencial productivo de la explotación. De esta forma, si se maneja correctamente el abonado, se puede mejorar la calidad del suelo, evitando que se empobrezca y mejorando la productividad del cultivo. Por ello, es fundamental la realización de un análisis de suelo, para conocer las condiciones del suelo donde se va a desarrollar nuestro cultivo.
El plan de abonado debe tener también presente la fertilidad del suelo y sus características físico-químicas. Por ello, a la hora de decantarte por un fertilizante u otro lo primero que se debería tener en cuenta es el tipo de suelo, para como mínimo mantener su fertilidad, o en un caso ideal intentar mejorarla. La realización de un análisis de suelo puede orientarnos sobre la capacidad de cada suelo para abastecer de nutrientes, sobre todo en lo que se refiere al suministro de fósforo y potasio. Con relación al estado nutritivo, el análisis foliar proporciona una referencia muy válida que nos puede servir de guía para el cálculo del abonado. El análisis foliar es útil no solo para conocer el nivel de nutrientes antes de que aparezcan deficiencias nutritivas, sino también para conocer la proporción entre ellos, ya que si está desequilibrada puede ocasionar trastornos nutricionales al cultivo.
Materia orgánica y estiércol
En la mayoría de ocasiones, niveles ente el 1,5-2 % de materia orgánica pueden ser suficientes para mantener una fertilidad adecuada. Esto es una realidad poco frecuente en nuestro campo, donde las prácticas agrícolas que realizamos (fuerte laboreo, rotaciones de alta intensidad, eliminación total de los restos de cultivos,…) influyen notablemente en el contenido de la materia orgánica, y por lo tanto, en los nutrientes disponibles para nuestros cultivos.
En mi opinión, no hay nada que sustituya la aplicación de estiércol de calidad y bien hecho, pero también comprendo que en muchos casos esta alternativa se vuelve complicada y resulta más interesante la utilización de otro tipo de abonos orgánicos. Además, la materia orgánica interviene en mejorar la estructura del suelo, mejora la retención de agua y nutrientes, evita la erosión y contribuye a la mitigación del cambio climático mediante el secuestro de carbono.
El abonado se ha de realizar con formulaciones ricas en fósforo y potasio y con la mayor parte de nitrógeno en forma amoniacal. Es beneficioso el aporte de otros minerales como el hierro, magnesio y calcio.
Abonado de fondo en almendro
En el almendro, el nitrógeno debe ponerse a disposición de la plantación en dos épocas fundamentales, 1/3 de las necesidades en otoño-invierno para preparar una buena floración y cuajado de la misma y en primavera por abril y mayo (dependiendo de las lluvias). De los 2/3 restantes, la mitad se aplicarán o incorporarán antes de la floración y la otra mitad restante durante la maduración del fruto. Fuera de estos periodos vegetativos no se recomienda la aportación de abonos nitrogenados.
Abonado de fondo en viña
En la viña se recomienda un abonado orgánico con enmienda férrica una vez realizada la poda y con abonos minerales antes de la brotación, no debiéndose aportar abono después de iniciada la formación de los racimos.
Abonos foliares como complemento
Aparte, podemos realizar un abonado por vía foliar, para aportar micronutrientes y corregir posibles carencias de algún elemento, ya que tiene una eficiente y rápida absorción, obteniendo una pronta respuesta.
Conclusiones y recomendaciones
Con todos esto, de nada vale intentar hacer un correcto manejo de la explotación si después no se lleva un registro de cada unas de las cosas que se hacen a nivel de parcela (muy importante llevar un control de las actuaciones en las parcelas).
Los resultados que se pueden obtener de una fertilización invernal con fertilizantes de liberación controlada son:
- Mejor equilibrio vegetativo-productivo sin revegetación tardía, ni exuberancia excesiva.
- Mayor fertilidad de yemas, y menos yemas ciegas.
- Incremento de la producción por planta, diámetro y peso medio del fruto.
- Incremento de los grados Brix de la pulpa.
- Mayor consistencia de la fruta (y menos problemas de refrigeración-conservación).
- Mayor uniformidad de los frutos, con incremento del porcentaje de frutos de mayor calibre.
- Mayor resistencia a la congelación gracias al aumento de solutos en la savia.
Finalmente, le damos algunas ideas de las prácticas agrícolas que contribuyen a mejorar los niveles de materia orgánica de los suelos, y con ello su fertilidad y productividad:
- Enmiendas orgánicas (aplicación de purines, estiércol, compost, etc…)
- Picado y enterrado al suelo de los restos vegetales de los cultivos (paja, cañotes, restos de poda, etc…), siempre que estén libres de enfermedades.
- Siembra directa o laboreo mínimo.
Disponemos de abonos de fondo para cultivos leñosos
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